Todos sabemos que el desequilibrio emocional en el trabajo afecta a nuestro rendimiento, hace que los problemas sean más grandes, no sabemos cómo conseguir los objetivos, los pequeños problemas nos impactan, la relación entre compañeros de trabajo ya no es tan fluida como era…

Todos alguna vez tenemos un mal día; esas cosas ocurren.

La pequeña diferencia es que a todo ello se une una complicada situación del país, entonces, lo que antes era puntual, en muchas empresas se convierte en una manera de hacer, en una actitud normal.

Fuentes de desequilibrio y desmotivación. Las 3 princpales.

Primera.- No conseguir los objetivos marcados.

Este hecho, nos llevan al miedo de pensar que quizás nuestro puesto esté en peligro. Además, a nivel personal, el no conseguir los objetivos nos hace sentir poco exitosos, hasta cierto punto fracasados.

Segunda.- Mal ambiente en el departamento o empresa.

Hoy en día muchos equipos no saben comunicarse entre ellos, no colaboran y hay una falta de contacto, de risas y de buen humor.

Esta es una realidad que existe y convive en muchos departamentos, pero de la que nadie se atreve a hablar.

Pocas personas saben cómo cambiarlo y afrontarlo. Hay mucha presión, contención y eso provoca estrés y a la postre, acaba afectando en su día a día personal, con su familia y amigos.

3.-Falta de recompensa.

En este sentido, me estoy refiriendo más a una falta de atención y valoración, de recompensa emocional, de cumplidos

Muchos jefes piensan que la recompensa está en el sueldo y este aspecto que ahora escasea, nos olvidamos de la parte emocional.

Déjame hacerte una pregunta: “ piensas que recibes suficiente o quizás demasiada recompensa por parte de tu jefe? O piensas que más bien te falta y no se fija en todos los esfuerzos que estás haciendo? “

¿Cómo solucionarlo?

Como bien has visto, es bastante sencillo de solucionar.

El primer paso empieza por poner objetivos concretos, realistas y ambiciosos para conseguir fijar objetivos de equipo o individuales con cada participante. Aunque parece que esto ya lo dominamos, si profundizamos un poco más hay muy pocos objetivos que sean concretos, focalizar ayuda a la persona a sentirse motivada.

El segundo paso consiste en que puedes iniciar acciones para mejorar el ambiente laboral.

Puedes hablar de lo que percibes en el ambiente y pedir iniciativas de todos para mejorar las relaciones humanas en el departamento. Puedes también ser el ejemplo y dejar claro que conductas ya no aceptas dentro del departamento.

Muchas veces olvidamos de hacer esto porque nos acostumbramos a las tensiones, pensamos que esto es lo que hay, y, como nos incomodan y asustan las confrontaciones o estamos demasiado absortos en nuestras ocupaciones, nos olvidamos de prestar atención al equipo.

Tercer paso. Dar cumplidos por todo lo que está haciéndose bien.

En la etapa de crecimiento de los niños oye 18 veces lo que está haciendo mal, por cada cumplido que le decimos.

Esta es la manera como miramos el mundo y como nos situamos después como jefes.

Seguramente si tu jefe ahora te dijese: “ven a mi despacho. Tenemos que hablar “…

Lo más probable es que pienses que algo malo va a ocurrir, porque estamos acostumbramos a que siempre ocurran cosas malas..

Hacer el esfuerzo de decir lo que tu equipo hace bien, requiere un esfuerzo mental, pero funciona.

La recompensa es algo que todos buscamos y puede encontrarse en detalles pequeños.

Compara la recompensa a un bol de chocolatinas, cada vez que das un cumplido añades un chocolate al bol. Si un día tienes una confrontación, quitaras una chocolatina del bol, pero como éste seguirá lleno de chocolatinas, la motivación siempre perdurará en el fondo.